En la Residencia de Mayores Claret de Sevilla hemos disfrutado de una semana especialmente dinámica y llena de momentos significativos para nuestros residentes. Cada día trajo consigo una propuesta diferente, siempre con la intención de promover el bienestar, la participación y el disfrute compartido.
Desde el inicio de la semana se respiró un ambiente de vitalidad gracias a las sesiones de estimulación cognitiva, en las que nuestros mayores pudieron mantener la mente activa a través de ejercicios amenos que despertaron recuerdos, favorecieron la concentración y generaron más de una sonrisa. Paralelamente, el taller de gerontogimnasia añadió un toque de movimiento y energía. Los ejercicios, adaptados y acompañados de música, se convirtieron en un momento ideal para activar el cuerpo sin perder la sensación de diversión y compañía.
La parte más cultural de la semana llegó con el club de lectura, un encuentro que volvió a demostrar que la literatura no tiene edad. Las reflexiones, los comentarios espontáneos y las historias compartidas crearon un ambiente íntimo, casi mágico, donde todos aportaron algo valioso.
Pero si hubo una actividad que despertó recuerdos entrañables, ese fue el Día de la Batata. La degustación, preparada con cariño, nos trasladó a tiempos pasados, a meriendas familiares y a tradiciones que muchos creían dormidas. Las conversaciones fluyeron con naturalidad mientras cada bocado avivaba emociones y anécdotas.
El toque creativo de la semana vino de la mano del taller de pulseras, que llenó la sala de colores y risas. Algunos residentes descubrieron una habilidad que no sabían que tenían; otros simplemente disfrutaron del proceso y del ambiente relajado que se formó entre hilos, diseños y pequeños detalles.
Además, recibimos la visita de un profesional sanitario que impartió una charla sobre salud emocional, un tema tan necesario como enriquecedor. Fue un espacio de escucha y aprendizaje en el que se abordó cómo gestionar las emociones y mantener el equilibrio psicológico en el día a día. La participación fue muy activa, demostrando el interés que despiertan estos encuentros.
Y, como no podía ser de otra manera, el broche final lo puso nuestro tradicional bingo. Entre números cantados, expectativas y aplausos, la tarde se convirtió en una celebración donde la alegría y la convivencia fueron las protagonistas.
Así concluyó una semana llena de experiencias diversas, en la que cada actividad aportó algo único. En la Residencia de Mayores Claret seguimos trabajando para que cada día cuente, ofreciendo momentos que nutran el cuerpo, la mente y el corazón.


