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 Durante la pasada semana pudimos disfrutar en nuestra ciudad de uno de los acontecimientos más esperados en el año, la Feria de Abril.

Una ciudad efímera iluminada por miles de bombillas cubiertas por farolillos, siendo lugar de cita habitual de muchos sevillanos/as. Un espacio en el que compartir y divertirse en compañía de familiares y amigos. Y ¿por qué no? un lugar que conocer y una experiencia que vivir si se viene de fuera.

Son muchas las tradiciones que rodean a esta festividad, y en Residencia de Mayores Claret siempre hemos intentado trasladar ese ambiente festivo y tradiciones a nuestros residentes, con nuestra comida de feria, la decoración adecuada a la ocasión y un sinfín de actividades entorno a la misma.

Pero este año hemos tenido la oportunidad de disfrutar de una experiencia única  y maravillosa de la mano de quien, nos ha demostrado ser una extraordinaria persona, Manuel Ibáñez, sin poder olvidarnos de su  familia y amigos.

Una mañana, Manuel, vino a nosotros con la propuesta de llevar a un grupo de nuestros residentes a la Feria de Abril, y nada más y nada menos que en Coche de Caballos, la invitación incluía paseo por Sevilla y comida en la feria. ¿Qué más se puede pedir?, accedimos sin pensarlo dos veces. Que preciosa iniciativa nos había llegado a  esta nuestra casa.

La mañana del domingo diecisiete de Abril engalanados para la ocasión y con los nervios de volver a pisar el Real, tras años sin hacerlo,  o incluso pisarlo por primera vez, esperamos nuestro particular medio de transporte. Cinco coches de caballos, encabezados por el carro guiado por Manuel Ibáñez, nos recogieron en la puerta del centro y nos dieron un paseo por el casco histórico de nuestra ciudad, Barrio de Santa Cruz, Parque de María Luisa y Real de la Feria de Sevilla.

Como primera parada  tuvimos la caseta “Gitanillo de Triana nº 47”  en la que nos invitaron a una bebida que nos refresco de la calor de la tarde. Después continuamos nuestro recorrido hasta nuestro destino en la caseta  “Chicuelo nº 42 (No sé si quizás)” en la cual nos estaban esperando con los brazos abiertos… y la mesa puesta. Un recibimiento lleno de cariño, dedicación y solidaridad por parte de este grupo de amigos que nos llenaron el corazón de alegría y momentos para el recuerdo.

Momentos de  sorpresa, risa,  baile,  cante y  emoción que  permitieron a nuestros mayores volver a vivir la experiencia de disfrutar de la Feria de Sevilla.

Sin duda una experiencia inolvidable tanto para los residentes que así pudieron disfrutarla como para los que pudimos acompañarlos. Y en nuestros corazones el mayor de los agradecimientos a aquellos que lo han hecho posible.

¡Gracias!