Este sitio web usa cookies para mejorar tu experiencia de navegación. Las "cookies" son esenciales para el funcionamiento de nuestra web y el sistema de estadísticas.

El uso de nuestro sitio web lleva implícita la aceptación del uso de cookies. Gracias por entenderlo. Saber más

Acepto

El pasado martes 30 de Agosto de 2016 tuvimos la suerte de poder dar fin a la temporada estival de la mejor manera posible: ¡en la playa!

La mañana comenzaba con nervios por la emoción que suponía para nuestros mayores la oportunidad de poder  ir la playa, lugar que para muchos de ellos hacía años que no visitaban. En torno a las 10:00 de la mañana ya estaba el grupo de mayores acompañado por los trabajadores del centro preparado para acomodarse en los magníficos autobuses adaptados que desde Cruz Roja se nos facilitaron y cuyos conductores nos acompañarían y ayudarían durante toda la jornada.

Entre risas y nervios, llegamos a playa Poniente, Motril, en torno a las 11:00. Aquí nos esperaba otro grupo de Cruz Roja, esta vez equipados con unas fantásticas sillas anfibio que harían la playa accesible a todos los mayores. Se ultiman los preparativos, montamos las carpas, protegemos nuestra piel con otro poco de crema y ya estamos preparados, ahora es el momento, ¡al agua patos!

El mar nos acompañaba, unas olas pequeñas rompían en la orilla y el agua estaba clara y cálida. Nuestros mayores pudieron disfrutar de los beneficios que el agua del mar nos aporta a nuestra piel, nuestros huesos, nuestra circulación y respiración; y también de las ventajas de interactuar con otras personas y otros lugares fuera de la institucionalización.

Queremos agradecer a Charo y Edison, nuestros conductores de los autobuses de Cruz Roja, toda la atención prestada y todo el cariño que tuvieron hacia nuestros residentes. Siendo también los voluntarios de Cruz Roja de Motril un factor importante en el baño de nuestros mayores, ¡gracias por todo!

No nos podemos olvidar del Restaurante “El oleaje”, donde pudimos comernos unos riquísimos “pescaítos” fritos  y una deliciosa paella, que nos hicieron reponer fuerzas después de una mañana de tanto frescor marino llena de tantas emociones y alegrías.

¡Seguro que repetimos!