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El pasado lunes 30 de enero celebramos el día de la Paz y no violencia, realizamos en el salón de terapia un mural donde hemos hecho referencia a cuatro personajes importantes que han luchado por la paz.

María Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, Gandhi, y Rigoberta Menchú, los mayores recortan fotografías y comentan datos destacados de sus biografías.

Una jornada donde trabajamos varias capacidades y disfrutamos elaborando el mural.

Una vez finalizado, lo exponemos en el pasillo principal del centro, los mayores se enorgullecen al ver lo bien que ha quedado.

Os dejamos algunas fotografías para que podáis disfrutar de nuestro mural y además, un escrito realizado por Doña Esperanza Laso Some:

BLANCA PAZ EN LIBERTAD

La Libertad es blanca, es efímera, es como una sensación de no sentirse atrapada ni en el tiempo ni en las tradiciones. Si en la historia pasada que nos dejó, es la realidad de cada día, de cada momento, es la paz en sociedad en el espíritu, y a veces sin sentido, porque en la realidad de los problemas del pueblo existen sentimientos de estar aprisionadas y libres en el tiempo cuando todo es como una gran duda y una gran incertidumbre.

La fe es la capacidad de soportar las dudas, la paz y la libertad la sensación de hacer bien las cosas, de no dejarse nada atrás, de esa oscura sensación de volar largo y tranquilo hacia un camino que muchas veces se hace oscuro e interminable.

La libertad de crear cosas, sentimientos, actos que no nos dejan porque sentimos que hacemos falta, que los nuestros no nos dejan parar el tiempo. Por eso tenemos que tener Paz  para bucear la libertad con consecuencia.

Tenemos que ser conscientes de la lucha para obtener la paz para nosotros mismos y para los que con la justicia, podamos justificar nuestros derechos y abandonar esa esclavitud social y moral a la que siempre intentan tenernos sometidos.

Con la libertad no se hace daño, es como una asignatura que todos debemos estudiar, rodeados de intrusos y adversarios que todos intentan transformar. Es nuestra propia vida que tenemos que plasmar en los mismos deseos de bienestar al que todos tenemos derechos.

Podrás cambiar de ideologías políticas, de espíritu de religiones, pero todo tiene que descansar en nuestra mente de libertad que engendra la paz.

Es como un embarazo deseado y esperado que culmina feliz y hace feliz.

Sin paz ni libertad nunca seremos hombres.

Hombres de una vida pasada y actual, porque siempre cambian los tiempos, la sociedad, los compromisos sociales, el trabajo, los que nos rodean, y sin paz interior y humana, nos sentimos enredados en la tela de araña que consigue que estemos presos, como siempre en el egoísmo y en esa tremenda falta de justicia que otros ceban hasta hartarse.

La paz reflejada en esa hermosa paloma, que puede volar también en los horizontes azules y arrojan desde su fragilidad blanca otros colores de esperanza. Sin paz no hay libertad, hay que estar blancos como esa paloma.